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El pasado mes de mayo el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) emitió un fallo anulando cuatro sentencias y ocho procesos contra Manfred Reyes Villa Bacigalupi por delitos durante su gestión como prefecto de Cochabamba, entre 2006 y 2008, dejando engañosamente abierta la posibilidad de un juicio de responsabilidades. No es la primera vez que esta autoridad se beneficia con fallos del TCP, ya que, contra la normativa electoral y con cuentas pendientes con el Estado, fue habilitado como candidato a alcalde en 2021.
Reyes Villa, de formación militar en la sanguinaria Escuela de las Américas, inició en política con la derechista Acción Democrática Nacionalista (ADN) del dictador Hugo Banzer Suárez; luego se alió con el centroderechista Movimiento Bolivia Libre (MBL), que lo catapultó, fundando su propio partido de derecha conservadora, Nueva Fuerza Republicana (NFR), con el cual se hizo de la silla edilicia de Cochabamba entre 1993 y 2000.
En 2000, aliado a la derecha neoliberal que hizo presidente a Banzer, fue parte del intento de privatización del agua que convulsionó Cochabamba con un saldo de cientos de heridos y la muerte de Víctor Hugo Daza por la bala del impune asesino y militar francotirador Robinson Iriarte.
En 2002 buscó la silla presidencial sin éxito, cuando una megacoalición hizo presidente a Gonzalo Sánchez de Lozada, donde el NFR formó parte.
En 2005 fue electo Prefecto de Cochabamba donde, aliado a la derecha oriental, se opuso al primer gobierno de Evo Morales. Fue promotor de grupos paramilitares y parapoliciales para que, en combinación con la Policía, arremetieran contra organizaciones sociales que se movilizaron en su contra en 2007 por sus arengas por la independencia de Santa Cruz. El saldo fue de tres muertos.
En 2008 fue revocado por un Referéndum y, pese a objetar el resultado, terminó fugando del país cuando se le iniciaron procesos penales por corrupción y enriquecimiento ilícito. Desde su autoexilio en los Estado Unidos se fue pronunciando contra cualquier avance popular, mientras sus abogados seguían sus procesos, pues amasó una gran fortuna en base a las arcas públicas.
Luego de años de juicios en los que sus abogados aplicaron maniobras para alargar el proceso y tratar de proscribirlo, fue sentenciado por corrupción y enriquecimiento ilícito, sin embargo, apeló las sentencias arguyendo que sus delitos fueron cometidos cuando estaba vigente la Constitución Política previa a la de 2009 y que le correspondía un juicio de responsabilidades por la extinta Corte Suprema de Justicia.
Las normas y las leyes y sus instituciones le son funcionales al poder y al dinero, no existe, como demostró el marxismo, sino una ilusoria igualdad de las y los ciudadanos frente al Estado. Por ello, la resolución del TCP expresa el privilegio de las clases dominantes ya que, por ejemplo, en un proceso contra un ladrón de panes la justicia fallaría colérica e implacable, mientras que por la corrupción de millones de bs del erario nacional se abre un juicio de privilegio y además se pone la trampa de que sea por instancias inexistentes en la Constitución y la institucionalidad jurídica actuales, sin mencionar que todo el proceso ha contado con testigos, pruebas, peritajes técnicos, cientos de horas de audiencias y actuados de fiscales y jueces que han demostrado un hecho ilícito y que ahora se debe volver a cero.
Manfred es parte de un plan superior. Como viejo político sabe aliarse, retroceder, girar en su discurso, pero su fin es claro: procurarse un espacio de poder, ya sea la silla presidencial o la Gobernación de Cochabamba, desde donde aplacar los avances populares, restringir en lo posible el rol del Estado, entregar los recursos naturales al imperialismo yanqui e iniciar una ola de restauración conservadora en el departamento, el país y la Región.
Reyes Villa expresa los intereses del imperialismo y de las castas conservadoras de nuestro país, para lo cual tiene entre sus repertorios de lucha política el pragmatismo, la movilización de sectores urbanos, la operación de grupos paramilitares y parapoliciales y la conspiración golpista con militares y policías.
Que personajes como Manfred tengan cabida en la actualidad no es más que el signo de un periodo de lucha para el cual el movimiento popular debe prepararse en el terreno de las ideas y de la acción contra el fascismo que actúa movilizando la ignorancia, el odio racista y clasista y la violencia paramilitar y parapolicial.
MG
