Se habla mucho de los problemas ambientales por consecuencia del capitalismo depredador y sin compensación alguna que pueda favorecer a la Madre Tierra, pero poco se dijo sobre nuestras fortalezas culturales y tradicionales indígenas para vencer esos hábitos del consumismo descontrolado.
Latente están nuestras prácticas agrícolas en el Estado Plurinacional de Bolivia, gracias a nuestras abuelas y abuelos, quienes transmiten su sabiduría a nuevas generaciones sobre practicar la convivencia con la naturaleza, siempre reconociendo que “no somos dueños de la Madre Tierra, sino que pertenecemos a ella”.
La revitalización de las lenguas y culturas indígenas posibilitan las experiencias del Vivir Bien, así como se vive con la producción agrícola sostenible en los recursos naturales, es decir, con los sistemas agrícolas ancestrales que se desarrollan por ciclos en siembra y cosecha resguardando el descanso vital de la Madre Tierra para su fertilidad productiva y milenaria, lo que la revolución verde no pudo sostener gracias al envenenamiento irreparable por el uso de transgénicos a tendencia capitalista globalizada. ¡Jallalla nuestras culturas y saberes indígenas!
El capitalismo irrumpe en nuestra cultura productiva
En nuestro país, hace pocos años se ha iniciado la lucha entre dos sistemas de producción, que nos muestra un panorama en el que los sistemas de agricultura campesina e indígena originaria están siendo cada vez más desplazados por la agricultura del agronegocio, propiciado por los grandes capitales de los países hegemónicos e instrumentado por la oligarquía cruceña, apoyada por la invasión brasileña y menonita, con graves consecuencia en el futuro inmediato por sus efectos sobre la sostenibilidad y el equilibrio ecológico de las tierras del Oriente, con consecuencias políticas y económicas, como ocurre actualmente en la Amazonía brasileña, bajo el gobierno fascista de Bolsonaro, que propicia abiertamente la deforestación criminal de los bosques de esa región.
Reconociendo que “no somos dueños de la Madre Tierra, sino que pertenecemos a ella”, en el mes de la Madre Tierra es importante proclamar el fortalecimiento de los sistemas productivos andino-amazónicos, originarios y campesinos en nuestro país; como instrumentos culturales políticos, sociales y económicos y recuperar el sentido del Vivir Bien, para asegurar de este modo una real soberanía alimentaria en beneficio de la población actual y futura, desterrando prácticas productivas que concentran la economía y someten a los pueblos y sus recursos naturales a una explotación y sometimiento de los peores tiempos de la barbarie anglosajona.
Alertamos a las autoridades de gobierno central y de gobiernos subregionales ocuparse del combate a esta invasión cultural del neofascismo, contra nuestro presente y futuro como país, con una cultura ancestral de respeto a la Madre Tierra.
MG-Cbba
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