Conozco a muchos «elenos», era apenas una niña cuando comenzó la guerrilla del Che en Bolivia y luego de unos años se formó el Ejército de Liberación Nacional (ELN), de ahí que se apodaron como “elenos”. Todos, o la mayoría de ustedes, saben que Inti, Antonio, Coco, Chato son mis tíos, primos hermanos de mi vieji, el Pibe, mi papá.
La historia es tan larga como para escribir un libro y el dolor ahora solo me permite hacer un pequeño homenaje a un hombre de conducta intachable, firme en sus convicciones, un zurdo verdadero, un hombre de izquierda con doctrina, no como tantos de ahora que ni siquiera saben de qué se trata.
Mi tío fue un gran hijo, esposo, padre, hermano y camarada. Mario López Prada, primo hermano de mi Zaidita, mi mamá.
De niña, cuando viajé a Oruro, lo conocí, aunque realmente compartimos mucho con él varios años después, cuando ya éramos adultos.
Él está en el «cuadro de honor», un gran afiche lleno de fotos de jóvenes pertenecientes al ELN, hombres y mujeres a quienes acosaron por perseguir sus sueños de vivir en una sociedad igualitaria y justa, a quienes también torturaron o asesinaron cobardemente durante la seguidilla de gobiernos militares; ellos son los precursores en la conquista de la democracia.
Va para la familia, Margochita, Zule y sus hijos, el cariño de los Tineo Fernández y sus descendientes.
Marito, te quiero.
Ana María Tineo Fernández
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