El triunfo del MAS -IPSP en las últimas elecciones presidenciales de octubre de 2020 le dio un nuevo renacer, con un aporte sustancial de votos del pueblo-pueblo y parte de la clase media, producto, entre otros factores, de los males y errores de la derecha golpista en el poder que en un solo año recordaron al pueblo los 20 años de gobiernos neoliberales, entre los años 80 y el 2005, acentuados por los altos niveles de corrupción y el manejo desastroso de la pandemia.
Esta victoria del MAS-IPSP permitió el regreso del expresidente Evo Morales al país, en un viaje histórico, entrando por la ciudad de Tupiza, desde Jujuy, en la frontera sur con la hermana república de la Argentina, acompañado y arropado por el presidente argentino Alberto Fernández, recibiendo el cariño de cuanto ciudadano podía concentrarse en cada punto de su viaje, culminando con una concentración multitudinaria en la localidad de Chimoré, en el Trópico de Cochabamba, bastión histórico del masismo.
Fiel a su estilo, comandó de manera inmediata las actividades de elección a candidatos a gobernaciones y alcaldías. Muchos de los viejos compañeros suyos, de las organizaciones sociales, que desaparecidos durante el golpe de Estado, reaparecieron buscando candidaturas y lo lograron en varios casos.
En esta etapa política, período postelecciones presidenciales, las viejas anomalías fueron protagonistas nuevamente al interior del MAS-IPSP, mostrando una cara negativa en relación a su democracia interna. “Pareciera que nos estancamos en el tiempo y no aprendemos de nuestros errores”, son expresiones de autocrítica de los compañeros más consecuentes y honestos, que reflejan el descontento en varios sectores del país.
Muchos políticos emergentes de las organizaciones sociales, confunden liderazgo con caudillismo. Son líderes aquellos que promueven un desarrollo interno democrático; mientras que los caudillos se nutren de las componendas, el servilismo político y la corrupción, que practican los que no tienen las capacidades innatas que los verdaderos líderes muestran.
Una de las falencias notorias en todo el proceso político liderado por el MAS-IPSP fue su falta de planificación de estrategia política, que viene desde sus orígenes, cual pecado original, y que no le deja transparentar el camino que requiere su democracia interna y su posicionamiento ideológico en el espectro nacional e internacional.
Varias organizaciones de base en La Paz, Potosí, Santa Cruz, Chuquisaca y Cochabamba, mostraron su descontento con la elección de candidatos a gobernadores, alcaldes y concejales.
El caso más notorio fue el de Eva Copa, que cuenta con un apoyo mayoritario de la población alteña, que fue relegada de la candidatura en beneficio de un exalcalde del entorno de Patana, también exalcalde encarcelado por actos de corrupción, por cuya conducta se perdió la alcaldía de El Alto igualmente en las elecciones de 2015.
Muchos analistas coinciden en que el MAS–IPSP está en camino de una división interna, como consecuencia de sus propios errores, notorios en la etapa de elección de candidatos para alcaldías y gobernaciones, así como por la designación de ministros y la implementación de políticas importantes, especialmente las relacionadas con la Justicia.
En los tiempos previos a las subnacionales se ha ido difundiendo, entre las bases de las organizaciones sociales, la necesidad de encarar una refundación del Instrumento Político; planteando, en primer lugar, recuperar las organizaciones sociales, colocando en esas instancias a los verdaderos representantes del pueblo-pueblo, mediante elección de líderes por métodos democráticos, auténticos y legítimos, para luego salvar las direcciones departamentales y la dirección nacional.
Este planteamiento está dirigido claramente a la refundación del MAS-IPSP, bajo una estructura que garantice una democracia interna real; previo proceso de análisis y debate político desde las bases, urbanas y rurales, en una dinámica de planificación participativa, para configurar la nueva imagen del Instrumento Político y conseguir avanzar en una democracia interna real y transparente que posibilite la participación de nuevos liderazgos emergentes desde las bases mismas del pueblo-pueblo.
Gerardo Rodríguez