Luego de una profunda crisis política y social derivada de la violentación de la democracia representativa, con el golpe de Estado por parte de la ultra derecha boliviana, las contradicciones internas del Movimiento Al Socialismo (MAS) fueron y son el tamiz del escenario político boliviano, ya sea desde la forma en la que se designaron a algunas candidaturas locales y regionales, así como lo que comprendió la base y su acción. En este sentido, una valoración de escenarios es imprescindible para evaluar los caminos a seguir.
Santa Cruz, bastión de la derecha
El epicentro desde donde se articuló el golpe de Estado en 2019 fue Santa Cruz, con un sector empresarial que se enriqueció mamando del Estado y de características ultraconservadoras, todo un discurso de odio racista y conservador que logró hacer carne en sectores fundamentalmente urbanos y de ingresos medios a altos. Será por ello que desde el MAS se privilegió la candidatura de un empresario poco menos que progresista como es Mario Cronenbold para la Gobernación, mientras se apostó por Adriana Salvatierra, exlegisladora de co- rriente del exvicepresidente Álvaro García Linera. La estrategia de campaña de Cronenbold es la del encuentro con todos los sectores posibles, mientras que la de Salvatierra pareciera estar enfocada en los jóvenes en redes sociales con mensajes livianos, por decir lo menos.
Hay cierto desbande urbano del MAS en Santa Cruz y todo parece apuntar que la candidatura de Salvatierra no tendrá posibilidad alguna, al extremo de no poder conseguir eventualmente un solo concejal. Por su lado, la de Cronenbold aún sigue vigente y con posibilidades de alcanzar un buen resultado. Si esta tendencia se ratifica el día de las elecciones en la silla edil de la capital cruceña se tendrá posiblemente a un derechista suave, dispuesto a negociar, y en la Gobernación a un re- presentante del MAS con mirada empresarial.
La Paz en disputa
En el departamento de La Paz se ha tenido la particularidad que el fallecido Felipe Quispe, el Mallku, dirigente indígena crítico al gobierno del MAS, estaba de candidato a la Gobernación y ahora está suplido por su hijo, Santos Quispe, mientras que el MAS perfiló al exlegislador Franklin Flores. Si bien no es un candidato cuestionado por ser impuesto y no representar lo popular, el apoyo a la imagen de el Mallku como articulador aymara de la resistencia al golpismo y su muerte, benefician en gran medida a la candidatura de su hijo Santos.
En el caso de El Alto, la candidatura de un tal Ratuki por el MAS, desplazando a opciones más legítimas, incluida Eva Copa, han hecho que la candidatura con otro partido de esta última haya desplazado al MAS en esa ciudad a una situación minoritaria.
Por su lado, la candidatura de César Dockweiler por el MAS, exgerente de Mi Teleférico, no ha tenido el éxito esperado debido a que en vez de cuadros políticos en las candidaturas a concejalías se han privilegiado a artistas y representantes de esa “clase media” tan polémica en los últimos tiempos, ya sea por la definición del concepto y su carga ideológica como por su falta de comprensión real. En todo caso, es posible que el MAS gane el municipio de La Paz y esto le permite, si es que no se sigue el lineamiento de Dockweiler en la campaña, la recomposición del masismo en la ciudad, mientras que en el departamento y en El Alto se tendrían fuerzas importantes, aunque no necesaria- mente nuevas ni con un proyecto diferente, que le disputen el poder y se convertirán en un contante foco de conflictividad.
Cochabamba, el centro del país
En la ciudad de Cochabamba fueron los sectores populares los que impulsaron la candidatura de Nelson Cox, exdefensor del pueblo de ese departamento, mientras que existió cierto consenso sobre la candidatura de Humberto Sánchez como representante del MAS. Es evidente un cierto abandono a la candidatura de Cox, como un hecho nunca antes visto en procesos electorales anteriores. Su propuesta es innovadora porque tiene un eje diferente que es el ser humano y la transformación y regulación del municipio, siendo, en todo caso, un paso fundamental para replicar experiencias similares en municipios socialistas que han hecho la calidad de vida mejor para los sectores más desprotegidos mientras se van fomentando la salud y la educación públicas.
De forma sorpresiva y sin cumplimiento de las normativas vigentes, el ultraderechista, homófobo y reaccionario Manfred Reyes Villa está en el escenario electoral hasta el momento, poniendo en funcionamiento un aparato electoral lubricado con buena cantidad de dinero, que le ha permitido inflar su ilegal candidatura.
En este caso el escenario es claro; o se tendrá viabilidad y renovación con Cox o el actualmente mejor cuadro de la ultraderecha podrá llevar adelante un paso por Cochabamba hacia las próximas elecciones nacionales de 2025 con una secuela de enfrentamientos, muertes, heridos y constates enfrentamientos.
¿Y la izquierda?
Efectivamente, la izquierda militante ha tenido muy poco espacio y no se tiene una propuesta importante sino una coincidencia profunda con la de Cox. El escenario futuro parece teñirse de tiempos de conflictividad y de la necesidad imperiosa de reconstituir un horizonte común que supere los errores del pasado, que se comprometa de una militancia honesta y dispuesta a renovarse y vencer a la mediocridad en concordancia de la teoría y la práctica.
MG