Nacional | Balance a mano alzada: para entender la victoria electoral del 18-O Revista Maya Nº 55 | Noviembre 2020

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Lo que ha sucedido en Bolivia es un hecho extraordinario, marca un hito en el país y la región y muestra la entereza de un pueblo. ¿Podremos aprehender esta historia de resistencia desde abajo? A continuación algunas reflexiones de las y los guevaristas:

  1. La victoria electoral y la recuperación de la democracia fueron posibles gracias al pueblo movilizado

Las bases movilizadas, que sobrepasaron a sus direcciones, se organizaron de abajo hacia arriba, mostrando, en primer lugar, su resistencia al golpe de Estado poniendo el cuerpo y resistiendo, pese a que, en una segunda etapa, el gobierno de facto desató una fiera persecución política contra cabecillas, dirigentxs y sectores con capacidad de movilización, utilizando la cuarentena y otras restricciones de la pandemia para buscar disciplinar a los sectores populares y finalmente reprimir violentamente a cualquier expresión contraria al régimen, ya sea con la Policía y el Ejército o con fuerzas parapoliciales y paramilitares.

Los sectores sociales, donde sobresalen los sectores urbano-populares como nuevos actores políticos, mostraron su entereza y la victoria no podría entenderse sin ellos.

  • El tema central de una revolución es la transformación del Estado

El 2005, la fuerza de la lucha popular, de las organizaciones y movimientos sociales, irrumpió en el escenario político con un triunfo electoral que permitió abrir el Proceso de Cambio, bajo una agenda mínima que buscaba nacionalización de los recursos naturales y la realización de una Asamblea Constituyente, todo bajo un marco antimperialista, anticolonial, anticapitalista, que con vigor fue avanzando con grandes pasos y que tras una primera gestión fue decayendo simultáneamente la fuerza creadora de las organizaciones y movimientos sociales. La tarea fundamental desde el Gobierno fue la de “hacer una buena gestión”.

En este escenario, que incluyó la resistencia constante contra la derecha reaccionaria, se fueron invisibilizando las tareas políticas y los horizontes de revolución que cedieron a la “inclusión” y la ampliación del Estado con todas sus contradicciones, incluidas la burocratización y la corrupción. El debate sobre la transformación radical del Estado, que seguía siendo capitalista, quedó al margen de todo espacio –cuando debería haberse asumido como la tarea más importante y fundamental–, lo que abrió la puerta a posturas reformistas y antirevolucionarias que permitieron el debilitamiento social y político que permitió que el golpe se impusiera.

  • La cuestión de la “clase media”

Es necesario generar la reflexión sobre la llamada “clase media”. Para algunos, este discurso del Banco Mundial, fue un artilugio ideológico que quiso borrar las contradicciones de clase y nación y desplazar al sujeto histórico de la revolución, el indígena, originario, campesino, obrero y popular, y sustituirlo por este sector de ingresos medios, que se convocaba a ser actor principal del Proceso de Cambio y al que se le había dado candidaturas preferenciales en el país, pero que en los hechos eran sectores aburguesados con un proyecto burgués. Esto habría generado el descontento de sectores populares para las elecciones de 2019 y provocado un recule a la hora de la resistencia al golpe en los primeros días.

Otro grupo plantea la necesidad de identificar mejor este sector medio, ya que es un hecho concreto el que sectores de extrema pobreza hayan pasado a ingresos medios. Asimismo, que el aporte de profesionales, artistas e intelectuales progresistas es importante en todo proceso revolucionario.

  • Bolivia: un pueblo con sed de revolución

Pese a todo, las bases se movilizaron superando a sus direcciones y se pusieron en apronte contar el golpismo, preparándose, de forma muy precaria, con palos y piedras fundamentalmente, para enfrentar a los grupos paramilitares y parapoliciales, a la Policía e incluso al Ejército. La humillación había sido grande, la dictadura y la reacción se ensañaron contra las mujeres, en especial las de pollera, las indígenas, y también contra todo lo que represente el reconocimiento de las naciones y pueblos originarios, contra un símbolo de vital importancia para nosotras y nosotros: la whipala, que se convirtió en un símbolo de rebeldía contra el conservadurismo.

No es solo una anécdota, sino un hecho, el pueblo tiene sed de revolución, es posible que la fuerza popular asuma luchas heroicas y que la revolución pueda llevarse adelante, solamente falta la decisión y valentía para hacerlo.

VoM

MG

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