Si pudiera recorrer las venas hacia atrás,
gargantas vivas, el origen del sonido,
o adelante, como mano,
Benjo Cruz siguiendo al Che.
Daniel Viglietti y Héctor Numa Moraes, poema Sin música.
Su sangre era un poema y abrazó su corazón
y fue formando con versos para su tierra una flor
y marchó hacia el sacrificio a quemarla junto al sol
eran versos contra balas y una bala lo mató.
Alí Primera, canción El cantor de Bolivia.
El tornamesa está dispuesto. La aguja desciende y da paso a un leve chirrido. Irrumpe la voz grave de Benjo Cruz: “Entiendo el folklore de una determinada manera, como la expresión integral del hombre, como la manifestación total de él. Es decir, el hombre mediante el folklore le canta al amor, le canta al paisaje, le canta a la patria, le canta a la mujer amada. Pero también le canta a su problemática social, y nosotros, los que queremos ser folkloristas, no podemos eludir ese tema, porque eludirlo sería cobardía”. Segundos después guitacanturrea la canción Canto adentro, poutpourri[i].
El álbum es póstumo y se intitula: …a su pueblo. La foto de tapa, que ilustra al cantor con poncho negro y rojo sosteniendo su guitarra, es de Fernando Martínez V.; mientras que la de contratapa, donde aparece sentado tocando un Fa# en la guitarra –poncho, camisa, pantalón a rayas y el pie izquierdo dando equilibrio a su par derecho–, pertenece a Freddy Alborta T. La edición, fechada en diciembre de 1970, es de Discolandia Dueri & Cía. Ltda., que inmortaliza la voz de Benjo Cruz en Canto adentro, poutpourri, Un grito de ida y vuelta, Selección de bailecitos, Bandido, La preguntita, Selección de chayas, Zamba para decir adiós, Bailecitos en tono menor, La muerte del Chacho, Carpas de Salta y Pilcomayo.
En la contratapa un sugerente manuscrito:
Voy caminando mi vida
voy construyendo mi muerte
sembrando voy mi semilla
consciente soy de mi suerte…
Foto: Tapa del álbum …a su pueblo.
Según algunas reseñas biográficas Luis Benjamín Cordeiro Ponce, Benjo Cruz, nació el 12 de enero de 1942 en la ciudad de La Paz. Hijo de la chuquisaqueña Carmen Ponce y el yungueño Benjamín Inda Cordeiro, pasó parte de su infancia y adolescencia entre Bolivia y la Argentina. Matriculó en la carrera de Medicina en La Plata, Argentina. Y a mediados de la década del 60 debutó como cantor popular en Paraguay y Bolivia. Luego de leer el legendario documento de Inti Peredo “Volveremos a las montañas” se radicó definitivamente en La Paz, incorporándose al Ejército de Liberación Nacional (ELN) en julio de 1969. Un año más tarde, enrolado en la guerrilla de Teoponte, fue capturado y fusilado –junto a tres de sus compañeros– por efectivos del Ejército, en la Quebrada de Quevedo, el lunes 7 de septiembre de 1970. Hasta ahora se desconoce el paradero de sus restos.
Foto: De niño tocando piano.
Para hablar de Benjo Cruz o Casiano conversamos, en exclusiva para Maya, con César Junaro, director, arreglista, primera guitarra y voz principal de Savia Nueva, y con Marco Lavayen, notable músico popular cochabambino, actual segunda guitarra y voz secundaria de la ya legendaria agrupación.
Aproximaciones iniciales
Tanto Junaro como Lavayen abrigan el recuerdo de cuando conocieron la obra de Benjo Cruz. Aquel nos comenta que le vio personalmente “cuando Benjo Cruz cantaba en un programa musical llamado ‘El show de los sábados de Micky Jiménez’, que era emitido por Radio Méndez, una emisora muy escuchada en los 60 e inicio de los 70”.
Lavayen, de una generación posterior, rememora el descubrimiento de su música: “la primera vez que lo escuché, seguramente el año 1974, tenía como siete años, y fue por las canciones folklóricas que sonaban en la radio y que mi familia ponía. Después pasaron algunos años y oí otras canciones de corte social”.
Mientras tanto, Junaro se detiene en la impresión que le causó el cantor: “dueño de una recia personalidad, impactaba a todos quienes le seguíamos, sábado a sábado, en esas presentaciones”.
Es honra de los hombres proteger lo que crece[ii],
Cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,
Evitar que naufrague su corazón de barco,
Su increíble aventura de pan y chocolate
Poniéndole una estrella en el sitio del hambre.
De otro modo es inútil, de otro modo es absurdo
Ensayar en la tierra la alegría y el canto,
Porque de nada vale si hay un niño en la calle.
Foto: De cuerpo entero.
Valoración múltiple
A la hora de hacer una valoración de la obra de Benjo nuestros entrevistados no se ahorran palabras, por el contrario, se explayan. Marco destaca las grabaciones en directo “ya que él tenía un discurso para las diferentes canciones que interpretaba. Rescataba canciones del acervo latinoamericano, sobre todo argentino, e interpretaba ahí las de corte social”. En este punto es que hace una diferencia entre las canciones políticas o de “contingencia” y las puramente folklóricas, que al entender de Layen “no había una palabra muy comprometida en su repertorio folklórico, aunque sí en su discurso en las presentaciones. De ahí que su figura fue haciéndose más fuerte, porque su discurso tenía una fuerza social y un gran compromiso con la sociedad”.
Por su parte, César prefiere sacarlo de la esfera estrictamente musical: “más allá de su valor artístico, creo que la coherencia entre su canto y la actitud de llevar a la práctica lo que pregonaba en sus canciones es algo que destaco en Benjo Cruz”. Dimensión igualmente resaltada por Marco: “para mí es ahí cuando su imagen empieza a crecer, cuando decide irse a la guerrilla y cambiar su guitarra por un fusil”.
No debe andar el mundo con el amor descalzo
Enarbolando un diario como un ala en la mano
Trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
Golpeándonos el pecho con un ala cansada.
No debe andar la vida, recién nacida, a precio,
La niñez arriesgada a una estrecha ganancia
Porque entonces las manos son inútiles fardos
Y el corazón, apenas, una mala palabra.
Benjo tenía apenas 28 años cuando fue asesinado. En el monte le llamaban Casiano, y dejó unos cuantos proyectos inconclusos. En uno de ellos profundiza Marco: “lamentablemente el deseo de Benjo Cruz de querer hacer cosas nuevas por el acervo boliviano se queda trunco por su asistencia a la guerrilla. Sé de primera mano –porque me lo contó Coco Manto–, que ambos tenían el compromiso de hacer canciones juntos: que Coco Manto escribiría poemas, textos, y Benjo –quien estaba muy deseoso con el plan– les pondría música a esos versos”.
Foto: Junto a su esposa Elvira Cascardo.
Canto vivo
“No hay revolución sin canciones”, reza una vieja consigna del Chile de Allende. Por eso se vuelve urgente para el Proceso de Cambio rescatar el legado de la cancionística local a la vez que promover el novísimo canto. Y Benjo puede ser pieza clave en ello. Para Lavayen “rescatar el arte de Benjo, hoy por hoy, creo que es una forma de reivindicar el canto con compromiso. Y esto es muy importante, porque en nuestro pensamiento colectivo todo el mundo sabe que Benjo ha sido una persona comprometida. Más allá de que muchas de las canciones no hablen de su compromiso social, el colectivo boliviano sabe que él es un representante de la canción social”.
En este punto Junaro se confiesa, y no desestima en aclarar la huella que le dejara Benjo en su propio devenir artístico: “en los inicios de mi actividad musical creía que dicha coherencia es lo que había que buscar, para que las canciones, en su rol de comunicación, no sean insustanciales y alcancen a ser auténticas. No es sencillo lograr esta condición, allí radica, a mi entender, el más alto valor de ese cantor que llevó su pensamiento hasta la consecuencia última”.
Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle,
Que hay millones de niños que viven en la calle
Y multitud de niños que crecen en la calle.
Yo los veo apretando su corazón pequeño,
Mirándonos a todas con fábula en los ojos.
Un relámpago trunco les cruza la mirada,
Porque nadie protege esa vida que crece
Y el amor se ha perdido, como un niño en la calle.
Foto: Benjo en una presentación.
Javier Larraín
Profesor de Historia y Geografía
[i] Versión en vivo que integra las canciones Vidala del nombrador, Voy a quedarme sin dueña, Camba taitetú y Viva mi patria Bolivia.
[ii] Canción para un niño en la calle, compuesta por Armando Tejada Gómez y Ángel Ritro. Aquí escuchamos la versión en vivo de Benjo Cruz, publicada en el álbum compilatorio A mi pueblo (Discolandia Dueri & Cia. Ltda., 1998).