Para las y los guevaristas el Proceso de Cambio es resultado de la acumulación de la lucha histórica de nuestro pueblo: desde la resistencia indígena al colonialismo, de la lucha de la insurrección traicionada de 1952, de las guerrillas de Ñancahuazú y Teoponte, de las resistencias y luchas mineras, de la resistencia de obrerxs, campesinxs y estudiantes a las dictaduras militares, de la rebeldía de estudiantes de colegios y universidades, de la organización del movimiento campesino y comunitario, la independencia de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), la decisión del movimiento campesino e indígena en 1994 de ser sujeto político e histórico de la revolución socialista en el país, de la emergencia de los movimientos sociales en las guerras del agua, de la coca, del gas, entre otros.
Por ello, el programa del llamado socialismo comunitario como propuesta que articulaba un diálogo anticapitalista con el marxismo y la tradición anticapitalista y anticolonial del comunitarismo andino y amazónico, los pilares ideológicos del Instrumento Político –marxismo-guevarismo, cosmovisión Andino-Amazónica y la Teología de la Liberación y el antiimperialismo– no fueron caprichos, sino resultados concretos de la lucha popular contra la explotación, la opresión, la discriminación. La moral y la ética de nuestro pueblo rebelde fueron la garantía de líderes transparentes, comprometidos, valientes y tenaces, que no claudicaron y estuvieron dispuestos, como lo muestra nuestra historia, de ofrendar sus propias vidas por defender su verdad revolucionaria.
Frente a la degradación de la política nacional, creemos importante no solo hacer un ejercicio urgente de memoria, sino también reflexionar críticamente sobre nuestro Proceso de Cambio para radicalizarlo hacia la construcción del socialismo, la única vía que permitirá a nuestro pueblo dignidad, igualdad, justicia y un porvenir.
MG