El Socialismo Comunitario es la emergencia de un proceso de transición que se inicia con la Revolución Democrática y Cultural y que aspira, en una dirección revolucionaria, avanzar hacia la construcción de la sociedad del Vivir Bien.
En su origen podemos encontrar un momento aparentemente desbastador, con la caída del bloque soviético y el consiguiente derrumbe de la moral política de la izquierda partidocrática tradicional, que pese al fin de la dictadura tuvo que sufrir el colapso y caída de la Unidad Democrática y Popular (UDP) (debido tanto a intereses de una izquierda pragmática, la conspiración de la oligarquía, como la difícil situación económica dejada por los militares), cuya arremetida contra las organizaciones proletarias (1985 y el DS 21063) resolvió la migración tanto del capital humano y político de vuelta a las comunidades y sindicatos agrarios, donde la izquierda revolucionaria testaruda y necia se atrinchera para continuar procesos de agitación. Es en estas nuevas periferias que se encontraron campesinos, obreros, indígenas y revolucionarios, en acción conjunta y movilizada contra el modelo capitalista. Este cultivo tomará ingredientes más y menos en fervor hasta culminar en no solo la constitución del Instrumento Político, sino también en la victoria electoral y el inicio del Proceso de Cambio.
La Revolución Democrática y Cultural como inicio es a la vez su momento de mayor debilidad por las contradicciones internas en las que se desarrolla, la mayoría no resueltas, y que como momento de poder inscriben una cantidad mayor de adherentes que no necesariamente suscriben el proyecto revolucionario o también de dirigencias que ante la investidura apelan al pragmatismo y el ascenso de clase (vía habitual la burocratización y la corrupción). Es, en definitiva, el momento en el que nuevas fuerzas se hacen del poder para transformarlo, con todos sus aciertos y errores, a la par en que el capitalismo y sus aliados se niegan a perder sus privilegios y se resuelven para enfrentar al Proceso de Cambio con variadas estrategias, como la formación de liderazgos, la promoción de marcos conceptuales (definiendo y totalizando los criterios del juego político, principalmente en las dirigencias campesinas y obreras), la articulación operativa de medios de comunicación, una serie de elementos desarrollados en el marco de una guerra de baja intensidad.
El Socialismo Comunitario entonces se nutre del:
a) Socialismo Científico, del cual recoge la lucha contra el capitalismo, la sociedad sin clases, la democracia obrera, el Estado de transición hacia el comunismo, los métodos de lucha y la teoría de la organización. La concepción en espiral de la Historia.
b) El comunitarismo Andino-Amazónico, desde el cual asume su visión cosmocéntrica, expresión de superación y antítesis del homocentrismo de la modernidad; el respeto por la vida y la naturaleza; la espiritualidad Andino-Amazónica; el milenarismo como tradición de lucha: la profecía de los guerreros del arco iris; la chajhua y el tinku, ava y karai como actos y sujetos de confrontación en la construcción de equilibrio y complementariedad. La armonía como resultado de articulación de los opuestos complementarios. La lucha anticolonial y la concepción colectiva de la sociedad y la política. Su perspectiva de construcción de un nuevo paradigma de sociedad superadora de la modernidad.
c) El pensamiento guevarista, donde rescata su concepción de la economía, la política, la cultura y la sociedad. La moral revolucionaria de los cuadros y el Hombre Nuevo. Su intransigente antiimperialismo y sus posiciones internacionalistas. El humanismo revolucionario y fundamentalmente su concepción de clase, es decir, la ideología proletaria como horizonte político.
d) La Teología de la Liberación, de la cual recoge su crítica del desarrollismo, la liberación del ser humano de todo tipo de injusticia y opresión; la mística y la esperanza como expresión de certeza de la victoria final; la opción por los pobres; la comunidad como forma superior de vida en sociedad; el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva, ajenos de toda opresión; el amor potencial creador de nuevas estructuras sociales justas e igualitarias.
e) La Educación Popular Latinoamericana, extrayéndole su método pedagógico para la transformación de la realidad, convirtiendo a los participantes de los procesos educativos en sujetos de su liberación y autodeterminación. El concepto de la construcción del poder desde las bases. Su carácter movilizador de los sectores sociales. Su orientación socialista.
f) La doctrina de los Derechos Humanos que, pese a su origen liberal, es la expresión más radicalizada del respeto por la vida y el género humano. Su carácter evolutivo hacia nuevos derechos abre las posibilidades de sobrepasar sus principios homocéntricos hacia una perspectiva cosmocéntrica, donde hombre y naturaleza no sean antagónicos sino complementarios.
Los múltiples elementos que confluyen y construyen al Socialismo Comunitario, recogen urgencias de coyuntura y momento histórico, sin perder de vista su objetivo en la construcción colectiva y organizada para la transformación de la sociedad hacia el Vivir Bien, entendido dentro de un nuevo paradigma para la Humanidad, la sociedad de comunidades.
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